PASEO ECHEGARAY Y CABALLERO

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A JOSÉ DE ECHEGARAY, pobre Echegaray, le dieron el premio Nobel de Literatura en 1903 y hoy deberían darle un premio a todo el que lo leyera; siempre me llamó la atención un libro suyo por el título, Vida alegre y muerte triste, cuyo argumento, por mi ignorancia, me apena no saber.
Tiene una calle menuda y su hermano goza de un paseo. Es el de Echegaray y Caballero, un paseo que comparte, eso sí, el hermano del premio Nobel con Manuel Fernández Caballero, autores ambos de la zarzuela Gigantes y cabezudos.
Ese paseo discurre paralelo al Ebro. Lo atravieso y en la otra orilla del río está el Actur (…) Cuando uno regresa del Actur ve siempre la basílica del Pilar. Y ese es el gran autógrafo de la ciudad, la antipsiquiatría, el triunfo, Dickens, nuestro Broadway cristiano, la catarata de la fe. Hace años subí a una de sus torres. Era invierno y creo que cogí una amigdalitis por el frío que hacía en la torre. Subir fue una apetencia. Después, en la plaza del Pilar, en una cafetería para turistas, tomé un café con leche y dos churros.