CITA
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Imposible olvidar esa noche, esa imagen. Me parece estar viéndolos cuando cruzo el Coso y me interno en Josefa Amar y Borbón. Ésta es una calle pequeña, de nombre casi ignorado pues muchos piensan que es un tramo más de la que viene a continuación, Isaac Peral; de esta forma el inventor del submarino oscurece a una escritora zaragozana que en el siglo XVIII se atrevió a reivindicar la valía del género femenino en una obra cuyo larguísimo título no deja dudas: Discurso en defensa de las mujeres y de su aptitud para el gobierno y otros cargos en que se emplean los hombres. Un título de noventa y una letras que si se escribiera en grandes caracteres sobre la calzada de la calle que honra a su autora la ocuparía de extremo a extremo. Así de humilde es la calle de Josefa Amar y Borbón, con poco más de 80 metros de largo, y sin embargo, en tan poco espacio, se basta para dar cabida a las puertas acorazadas de la retaguardia del Banco de España, la salida discreta de unos multicines, varios bares y restaurantes, una galería de arte, dos inmobiliarias, dos tiendas de regalos, otra de lencería, otra dedicada a los bebés, un comercio de numismática y coleccionismo en cuyo escaparate rivalizan las condecoraciones del ejército español con billetes presididos por la efigie de Sadam Hussein, y por supuesto la tienda de los quesos, el minúsculo local donde sólo se vende queso, el único local de toda la calle cuya dedicación se puede detectar por el olfato.
UBICACIÓN
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