CAFÉ MODERNO

Páginas 80-81

Claro que esta historia no la conocía Pilar cuando se vistió con aquel traje. Al principio pensó que aquellas ropas y complementos no eran más que un disfraz. Nunca estuvo en la casa del coleccionista ni vio lo que guardaba. Solo era su pretendiente. Tomaban chocolate en el café Ambos Mundos y a veces en el Moderno, y, cuando una tarde de febrero le dijo que sus hermanas y ella se querían disfrazar y no sabían de qué, le hizo el ofrecimiento. Al día siguiente llegó al Moderno con un paquete.

— Es tan solo un préstamo.
— «¿Qué se cree usted, que me lo pensaba quedar o qué?
— No, mujer, no. Pero es que mi señora madre lo tiene en gran estima.
— ¿Su señora madre? —preguntó mi tía.
— Sí. es que es de fabricación francesa, ¿sabe?